Ayo

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Este aviso fue puesto el 10 de noviembre de 2011.
No debe confundirse con Ayọ, Distrito de Ayo o Mónica Ayos.

Ayo es el nombre del servidor que en las casas reales (donde era uno de los oficios de Corte), las casas nobles y las familias ricas se encargaba de la educación inicial y custodia de los niños y jóvenes, a modo de tutor.

En el reino de Castilla la costumbre se documenta en las Siete Partidas, donde se dice:

Siendo niños los hijos de los reyes es menester que los guarden el padre y la madre... Pero después que fuesen mozos conviene que les pongan ayos que los guarden y los eduquen en su comer, en su beber, en su folgar y en su continente, de manera que lo hagan bien y apuestamente

El propio Alfonso X el Sabio, bajo cuya inspiración se compilaron las Partidas, recibió este tipo de educación.[1]

Previamente, los lactantes estaban al cuidado de amas de cría o nodrizas.

Un oficio de carácter superior, restringido al ámbito de la enseñanza, era el de preceptor, habitualmente especializado por disciplinas académicas (especialmente a través de la lectura de textos en latín) u otras habilidades (música, equitación, esgrima, etc.)

A diferencia de maestros y profesores (que suelen enseñar en un entorno institucional con edificios e instalaciones -escuelas, universidades-), las amas de cría, ayos y preceptores se caracterizan por su condición de servidores del pupilo, a cuya casa acuden y al que tratan individualmente (o como mucho con sus hermanos u otros niños de la casa). También era muy frecuente que los niños de familias principales pasaran la mayor parte de su infancia en algún pueblo o finca campestre propiedad de sus padres, que mantenían su residencia principal en la Corte. En ese entorno rural recibían la primera educación y el contacto afectivo.

La educó una "nurse" vesánica

típicamente británica,

un aya y un preceptor,

que le habló de nuestros próceres,

y un primo suyo de Cáceres

que le desveló el amor.

Muchacha típica, Joan Manuel Serrat.

En la antigua Roma existía el oficio de pedagogo, que en realidad designaba no a un enseñante, sino al esclavo que cuidaba a los niños y los conducía hacia el lugar donde recibían la educación.

Referencias

  1. Valdeón, 2003, pp. 15-16

Bibliografía

  • Valdeón Baruque, Julio (2003). Alfonso X: la forja de la España moderna. Círculo de Lectores, S.L. ISBN 84-6721265-9. 
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